Ya no son los mismos de hace un par de años. Bueno, sí son los mismos, pero han cambiado. Están algo sucios. Un poco gastados, y ya no caminan igual que antes.
Todavía me llevan por lugares que a veces dan miedo, otras veces nostalgia, pero siguen su vieja rutina, un paso a la vez, uno detrás del otro, el camino hacia adelante. Hay días en que se detienen, en que sienten ganas de regresar, o como hoy, simplemente se recuestan a descansar, y cuando los veo, de pronto, hay imágenes que vienen a la cabeza de épocas en que no caminaban tan solos.
Bebo un poco de agua, recupero el aliento, y miro hacia adelante, el largo camino que queda todavía por recorrer. Creo que me quedaré aquí sentado tan sólo unos minutos más, un rato. Pero pronto me levantaré de nuevo para seguir caminando y mis zapatos me llevarán hacia donde tenga que llegar, y convertirán el futuro en presente cada mañana.
El sol de hace un rato se disipa tras una capa de nubes, y el camino es largo. Aparentemente va a llover, y es hora de continuar.
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Gracias por su visita, y gracias por aportar algo a mi monólogo. Casi siempre escribo para mi, pero me gusta saber que mis desahogos hicieron a alguien más sentirse identificado/a.
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