Hace tanto ya? La verdad parece poco.
Hay muchas cosas que al repasarlas en la mente se sienten tan recientes, como si hubieran sucedido apenas semanas atrás.
No he podido recobrar la paz que alguna vez perdí dentro de ti...
Memorias lúcidas de tiempos que se esfumaron ya. Recuerdos de sueños que intentan arrancar una lágrima, pero esta se rehusa ya a salir. Ya para qué.
Tu fantasma suele aparecer entre la estela de restos revueltos que dejas atrás...
Si, la vida ha cambiado mucho, y las estaciones también. La época seca y los tiempos de lluvia. Tardes de navidad con sol cálido y viento helado. Amaneceres de octubre empapados con los cristales empañados y la lluvia incesante que invita a no levantarse. Noches calurosas de abril sin desear más que brisa fresca que lave los pensamientos. Mediodía de enero donde quisiera estar lejos de las paredes de la oficina, con arena bajo mis pies como tantas veces.
Hace mucho que los calendarios se gastan sin sentirlos, y nuevos recuerdos siguen llegando para reemplazar algunos que se van debilitando hasta ser fotos borrosas que sin darnos cuenta ya ni recordamos quiénes eran esas personas, dónde fueron tomadas, y por qué sonreían.
No hay mayor distancia que la que puede haber entre un deseo y su recuerdo...
Hace tan poco tiempo fue todo esto? La verdad parece más.
Son sólamente un par de años. Una fracción apenas de lo compartido. Sin embargo el sentimiento interno es de cambios tan profundos, de formas de vivir y ver la vida tan distinta a la de entonces, que me cuesta reconocer al que escribía líneas de madrugada en este cuaderno hace unas cuantas decenas de meses, como si fuese alguien que conocí mucho, y que de pronto perdimos contacto y no lo volví a ver nunca.
¿Qué se habrá hecho aquel amigo que teníamos? ¿Te acordás? Si, el de la chaqueta gris, el que siempre llevaba los audífonos puestos. No lo volvimos a ver.
Qué sentido tiene preservar un mecanismo de casa embrujada vacío y sin luz
Un de-ja-vú del futuro nos lo recuerda. Ha de haber vuelto al lugar de donde vino.
No hace tanto que nos contaba su historia, recuerdo todavía cuando hablaba y la voz se le quebraba. O cuando se quedaba como ausente. Su cuerpo estaba, pero su mente divagaba en algún sitio o persona distante. No fue hace tanto en realidad, mirá las fechas. Sin embargo al pensarlo es como si hubiera sido hace décadas.
El camino no termina. La búsqueda continúa. A algún lugar llegará.
Tras la rabia no hay rencor, remordimiento ni traición, todo es pasar
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Gracias por su visita, y gracias por aportar algo a mi monólogo. Casi siempre escribo para mi, pero me gusta saber que mis desahogos hicieron a alguien más sentirse identificado/a.
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