Sucede a veces que me levanto, como hoy, y pienso en los días y el tiempo que paso, y las cosas que suceden y han sucedido, y en los sueños y esperanzas que guardo en hojas garabateadas dentro de mi cabeza.
Sucede que hay días en que el optimismo no está en su mejor punto, en que pienso que tal vez esos sueños no se cumplan, y hasta me digo a mi mismo que está bien, que no importa, que tal vez esperaba demasiado, que mis sueños deberían ser más pequeños, más alcanzables, más a mi medida.
Los planes, uno a uno salen mal y los castillos se van desmoronando en el aire, y los enormes bloques que caen aplastan todo lo que cobijaba su sombra. Pronto solo hay una estela de ruinas y escombros desde aquí hasta el horizonte.
Y me dan ganas de darme por vencido. Pero esa sería la salida fácil.
Quizá tan solo deba dejar ir. Soltar. Aceptar. Sentarme a descansar y luego, eventualmente, levantarme y seguir.
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Gracias por su visita, y gracias por aportar algo a mi monólogo. Casi siempre escribo para mi, pero me gusta saber que mis desahogos hicieron a alguien más sentirse identificado/a.
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