Hay una película gringa llamada Hancock, con Will Smith. Hancock es la escencia de un antihéroe. Un tipo con poderes excepcionales al estilo de Superman, pero a diferencia de este último, Hancock no sabe interactuar con las personas. Tiene buenas intenciones, o al menos eso piensa él, y en Los Angeles, ciudad donde vive, se dedica en realidad a vivir casi como un indigente. Viste mal, huele mal, se ve mal, tiene problemas con el alcohol y su actitud no le ayuda mucho.
La gente que lo rodea no lo quiere, constantemente le dicen que todo sería mejor si el no estuviera o si dejara de meterse en los asuntos de los demás.
A pesar de esto, Hancock permanece en la ciudad, y cuando hay situaciones extremas interviene para salvar el día. Para detener a los malos, para salvar a los que están en peligro, o para hacer lo que de una u otra forma al final es lo correcto.
La intención de Hancock es buena. Su problema es la forma de hacer las cosas. Hancock resuelve un problema, pero al hacerlo crea diez más. Rescata a un hombre que va a ser atropellado por un tren, pero para hacerlo descarrila el tren y crea un caos. En el fondo, logró su cometido, pero el desastre que provocó al hacerlo es más notorio, y quienes lo rodean solo ven eso, porque es más grande, más ruidoso, y al final, Hancock salva el día pero igual nadie lo quiere, y está solo.
Anoche me compararon con Hancock.
Muchas veces en mi vida he tenido este complejo de héroe, de caballero de armadura brillante que tiene que rescatar a los demás y resolverles sus problemas. Mi intención ha sido buena, pero al involucrarme en donde no me llaman, o hacerlo de la manera equivocada, he terminado creando un problema más grande que el que había originalmente.
No he sabido ofrecer mi ayuda o he intentado tomar control de la situación diciendo prácticamente "Quítese, usted no sabe cómo manejar eso. Yo si. Yo puedo sólo".
Otras sencillamente me hice mierda a mí mismo por abandonarme, y poner las necesidades de los demás por delante de las mías.
Sí, era como Hancock. Quería arreglar algo, quería ayudar, quería sentirme necesitado, pero al final terminaba echando todo a perder y siendo rechazado.
En la película, Hancock decide cambiar. No lo que hace, puese ese es él, sino su forma de hacerlo, su forma de interactuar con las personas. Practicar un poco de empatía, y ponerse el los zapatos del otro antes de intervenir, y si decide hacerlo, tomar en cuenta su entorno para hacer las cosas bien.
Si Hancock es ficticio y pudo hacerlo, seguramente yo que soy real también podré.
No comments:
Post a Comment
Gracias por su visita, y gracias por aportar algo a mi monólogo. Casi siempre escribo para mi, pero me gusta saber que mis desahogos hicieron a alguien más sentirse identificado/a.
Se permiten los comentarios anónimos, pero un nombre nunca está de más para saber con quién hablo.