Thursday, September 30, 2010

Chaleco de fuerza

Este dolor, esta tristeza, este duelo, a veces se me hacen pesados, a veces se vuelven una prisión. A veces se convierten en una trampa, una cárcel, un chaleco de fuerza que me ata como si estuviera loco, y hay días en que me pregunto si en verdad lo estoy.

El chaleco está tan ajustado que me reprime, me ata, me imposibilita moverme con libertad, me hace difícil respirar, y se convierte en una prisión que yo mismo construí y me puse.
Fui yo quien me metió aquí.

No voy a exagerar, hay días, momentos, semanas incluso en que siento que respiro mejor. En que las amarras se sueltan un poco y me logro mover. Camino, juego, salto, y vivo. Pero de pronto una noche despierto sudando y ahogándome, y descubro que de alguna manera he vuelto a apretar mis ataduras y el chaleco me vuelve a asfixiar y restringir.

Yo mismo lo tejí y yo mismo lo puedo destruir, pero necesito ir soltando esas amarras poco a poco para moverme, para respirar, para ser libre. Las noticias de las últimas dos semanas han reabierto viejas heridas y puesto sal en ellas. Ardores pasados despiertan y me duelen, me hacen llorar. Me entristecen, me enojan, me hacen sentir impotente, me crean dilemas, pero me recuerdan el camino sin retorno que llevo.

No he llegado tan lejos para devolverme. Puedo detenerme, puedo retroceder, si es necesario, uno o dos pasos, pero eventualmente debo retomar la marcha. Hay un mundo allá afuera, una vida que avanza y no me espera a mi ni a nadie. Debo confrontar mis miedos, pararme de cara al recuerdo, a la nostalgia, desarmarme si es necesario, pero atravesarlos como quien camina descalzo sobre la brasas, y liberarme al fin.

Monday, September 27, 2010

Otro cierre


No hay nostalgia peor
que añorar lo que nunca jamás sucedió

                       ─JS


Saturday, September 25, 2010

Sin armadura


Demasiados duelos a muerte con la muerte, y este duelo que no se acaba.
Su armadura se hace pesada y hay batallas que no puede ganar. Hay batallas que no debe pelear, y otras en las que nunca debió haber luchado, pero ahí estuvo, y salió lastimado muchas veces.
"Yo puedo sólo"─ decía, pero en el fondo, solo es como no quería estar, y su lucha era por no quedarse solo.
Pero al final así se quedó. Sin más compañía que sus cicatrices y la historia de cada una de ellas, como el marinero que relata sus tatuajes como mujeres en puertos lejanos. Las batallas tienen fechas y nombres, lugares y heridas, y de muchas salió apenas con vida porque alguna mano visible o invisible pudo ver más allá de su armadura y sentir amor por el hombre común y corriente que moría de miedo ahí dentro.
Las batallas siguen apareciendo en el horizonte. Banderas y antorchas. Pero él ya no quiere ir a pelear. Sabe que si va, perderá y esta vez quizá no salga vivo.
No es su batalla. Muchas no lo eran.
Por hoy se queda en casa al calor del fuego. Que la noche caiga ahí fuera. Si sobrevive esta era de oscuridad, una mañana podrá despertar al mismo tiempo que el sol durmiente.


For my dreams I hold my life
For wishes I behold my night
The truth at the end of time
Losing faith makes a crime

Thursday, September 23, 2010

A veces toca


Toca dormir
toca callar
toca guardarse
toca esperar

A veces no se decide
y lo más dificil
es no poder hacerlo
no deber hacerlo

Algunas veces no hacer nada
es lo más difícil que uno puede hacer

Tuesday, September 21, 2010

Medio Minuto


Hoy por treinta segundos la extrañé.
Por fuerza o masoquismo miré hacia atrás, y el camino recorrido tiene muchas huellas, bastantes suyas.
No sé dónde estará hoy, y no quiero saber. No me conviene saber.
Solo 30 segundos. Medio minuto de nostalgia, como quien se pone en la punta de la lengua una gota de veneno para luego escupirla.
Luego no pasó nada, y esa fue la diferencia. Ni tristeza, ni recuerdos, ni voces, ni imágenes. Y ese es el camino que llevo, el camino que quiero.
No sé hacia adónde voy, el camino lo invento cada día, un paso a la vez.

Caminante, no hay camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar...

Thursday, September 16, 2010

Dolor notariado


Y eventualmente todo llega y todo pasa. Esta semana llegaron por fin los papeles de la abogada, finalmente acreditados por el registro, con sus timbres y sus sellos, con sus firmas respectivas, sus jueces y testigos. Así, en tres párrafos, con el lenguaje más frío y correcto se pone la última piedra, se corta el último lazo, se muere el último aliento y se termina de enterrar todo.
En una hoja que en su tono gris de fotocopia no alcanza en absoluto a describir el dolor de lo que en ella se pierde, aunque ya se había perdido. Que no describe ni de lejos el dolor, la tristeza, los años, los esfuerzos, las veces que se intentó y las que se fracasó. Que no asoma en sus puntos ni en sus comas, los sueños que se murieron, las esperanzas que se perdieron. Fotos de sonrisas, de paseos; recuerdos de cosas que ya nadie recordará, porque solo ella y yo estuvimos ahí.
Y quedan lágrimas, tristezas, vacíos. Rencores y preguntas que nadie contestó y que ya nadie contestará. Perdones por errores cometidos que tarde o temprano llegarán, para ella y para mi. Quedan tantas cosas que al final me doy cuenta de que no queda nada. Sólo un ¿Por qué?

Monday, September 13, 2010

Desnudez

Pocas veces he hecho y dicho tantas verdades en tan corto tiempo. Da tanto susto, verguenza quizá? Desnudar el cuerpo pero sobre todo el alma y exponerme tal y como soy, con miedo, con tristeza, con enojo, con culpa y pena. Pero con ilusión y positivismo, y siempre en el fondo de mi alma esa chispa de esperanza. 


No sé aún hacia dónde voy o cuanto tardaré en llegar ahí, pero se que allá estaré con la mejor compañía que pueda tener... Yo mismo! Quien se una luego a mi camino será sencillamente complemento a lo que necesito.


Saturday, September 11, 2010

Lo que quise expresar



Tengo momentos en los que me dueles
Momentos en que la tristeza me aleja de ti
Instantes en que me pregunto si nos hacemos daño
Y siento el impulso de huir de ti
Pero algo me dice que no es lo mejor

Hay días en que no te saco de mi mente
En que lo único que deseo es estar a tu lado
En que deseo que nada nunca nos separe
Y pretender que nada más existe
Pero algo me detiene

Algunas veces estos sentimientos se encuentran de frente
Y generan una gran confusión en mi interior
Nos amamos pero a la vez nos hacemos daño
Y hasta lo más pequeño y esencial se destruye
Y no sabemos como detener este ciclo


Thursday, September 9, 2010

Carajillo

Al machillo cachetón, travieso, curioso, inquieto, hiperactivo, de memoria fotográfica y amante de los juegos que lo ponían a pensar más que los que lo ponían a brincar.
Vos, que estás aquí todavía, aunque a veces te olvido por temporadas completas.
Vos que creciste rodeado de gente pero a veces muy solo. Que nunca te faltó nada, aunque si necesitaste muchas cosas. Vos que a veces salís y armamos juntos un vacilón, pero que otras no te encuentro y cuando te busco te hallo llorando en algunos rincones de mi memoria.
Se que han pasado muchos años, y que muchas cosas han cambiado. Y a veces no encuentro las palabras para explicarte esos cambios, porque duelen. Como cuando la gente se va y nos deja solitos, o como cuando estábamos jugando y pasándola genial y llegaban a decirnos que ya era hora de irse. Y queríamos seguir jugando y quedarnos ahí, pero ya no se podía. Y hacíamos berrinche porque no estábamos de acuerdo, pero al final igual entre sollozos teníamos que ceder y marcharnos.
Te he estado buscando, porque quiero que nos sentemos a hablar. Te quiero escuchar, te quiero conocer, saber las cosas que te hicieron feliz y las cosas que te dolieron. Volver a caminar con vos algunos trayectos del camino que te dieron miedo, y que todavía duele recordar.
No tengás miedo de abrirme las puertas de tu escondite secreto. Quiero que juntos podamos jugar de nuevo, pasear, volver a correr como caballitos por el potrero y empaparnos en el aguacero. Tirarnos toda la tarde a ver tele y luego armar un castillo de legos.
Buscar a los amigos que se perdieron en el camino. No se fueron, solo están jugando escondido, y el que encontremos primero le toca contar.
Comernos a escondidas la leche en polvo mientras conversamos hasta que te quedés dormido. Que ya no llorés ni tengás miedo. Yo te cuido.



Sunday, September 5, 2010

Plazos

A veces en la vida las cosas suceden de manera inesperada, y mucho menos planeada.
Pienso a veces en que "algún día debería..." y hago la lista de cosas que alguna vez haré, y los 'cuandos' que se vuelven plazos indefinidos y que quizá nunca me atreva a cumplir.
Hoy la vida me venció a la fuerza uno de esos plazos, y ese "algún día" llegó, sin planearlo, sin esperarlo, y sin saber aún si estaba listo, pero si el momento llegó, listo o no, ahí estaba.
No es fácil confrontar los miedos y desnudar el alma. Admitir las responsabilidades y errores sin poner justificaciones de por medio. Plana y sencillamente poner el alma en la mesa y decir "la cagué y lo siento".
Y la respuesta no es sencilla. Por mucho que admita las cosas que hice mal y que pida perdón por ellas, nada de eso va a cambiar lo sucedido.
No puedo cambiar el pasado, es verdad, pero es un paso hacia adelante el admitirlo, y hablar.
Ninguno de mis errores puede ser borrado de mi historia por mucho que quisiera y por mucho que me doliera haber lastimado a otros con ellos, solo hay algo que puedo hacer al respecto ya. Puedo decidir hacer algo por mi, por mi camino. Porque debo y necesito seguir. Puedo aprender de ellos y esforzarme por no cometerlos nunca más.
Las heridas algún día cerrarán y serán sólo cicatrices.
Espero que a pesar de las cicatrices que recuerdan las heridas, alguna vez al pensar en mi, se recuerden también las cosas que, muchas o pocas, logré hacer bien.



No es cuestión de tirarse a la cara

Los reproches pendientes ni de quién dijo qué

Ni pensar qué podría haber sido

Si no hubiera llegado el final de este cuento



Saturday, September 4, 2010

Thursday, September 2, 2010

Tuve que hacerlo

Había llovido por semanas. El terreno estaba anegado y la tristeza empezaba a bajar por las paredes. El techo tenía goteras y hasta las caras de los habitantes ya no eran las mismas.
Hubo un tiempo en que el jardín fue hermoso, con tulipanes y hongos de colores. Las paredes estuvieron adornadas con fotos y no importaba el frío por las noches si un abrazo y ventanas cerradas eran todo lo que se necesitaba.
Pero el invierno que acechaba y del cuál había escapado por meses era inminente, y tarde o temprano llegaría.
Al principio eran solamente unas lloviznas por la tarde o madrugada, nada fuera de lo común, pero conforme el tiempo pasaba los aguaceros se volvían más frecuentes e intensos.
Se empezaron a morir las flores y a apagar los detalles que adornaban el paisaje. Los zapatos mojados y pesados se llenaron de barro y hacían difícil caminar.
Cuando vino la inundación, amenazaba con llevarse y destruir todo. Las señales eran claras, y habia que evacuar el lugar.
Admito haber huido. Salí corriendo lleno de pánico, de tristeza, de desesperanza.
Me fui, sabiendo que un alud se venía sobre nosotros, pensando ingenuamente que las lluvias vendrían insistentes tras de mi. Y aunque así fue, también se que una buena parte del invierno se fue con vos.

Desde aquella noche no he dejado de caminar. Sigue lloviendo y no se detiene, pero he recolectado un par de herramientas en el camino que me ayudan a mantener el calor.

Se que me odias y me culpas por el invierno, las lluvias, la inundación. Estás en tu derecho. Y si alguna vez cruzan nuestros caminos de nuevo pretenderás que nunca me conociste.

No tengo casa. Por ahora no necesito ni quiero vivir en ningún lugar. Debo caminar y recoger en el trayecto todo lo que necesitaré para eventualmente hacer una casa para mi, cuando haya pasado este largo invierno.

Tuve que huir. Tuve que hacerlo. Si hubieramos permanecido, hubieramos muerto ambos en la inundación. Vos lo sabés.

Me toca caminar este trayecto para deshacerme de las sombras que acarreo, de los muertos que debo enterrar, y este maldito iman de nubes que llevo en la cabeza.

Perdí mucho, lo sé, pero no perdí todo.

Una brizna del jardín se quedó enganchada en mi chaqueta, y no sé como ha empezado a germinar. Algún día quizá crezca, alguna vez quizá tenga de nuevo un lugar donde vivir, y en el jardín crecerá un tulipán.


Pero al final de la historia no hubo teatro, no hubo veneno ni flores, no hubo aplausos. Solo una barca volcada entre la niebla y una canción de papel casi borrada.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...