A veces en la vida las cosas suceden de manera inesperada, y mucho menos planeada.
Pienso a veces en que "algún día debería..." y hago la lista de cosas que alguna vez haré, y los 'cuandos' que se vuelven plazos indefinidos y que quizá nunca me atreva a cumplir.
Hoy la vida me venció a la fuerza uno de esos plazos, y ese "algún día" llegó, sin planearlo, sin esperarlo, y sin saber aún si estaba listo, pero si el momento llegó, listo o no, ahí estaba.
No es fácil confrontar los miedos y desnudar el alma. Admitir las responsabilidades y errores sin poner justificaciones de por medio. Plana y sencillamente poner el alma en la mesa y decir "la cagué y lo siento".
Y la respuesta no es sencilla. Por mucho que admita las cosas que hice mal y que pida perdón por ellas, nada de eso va a cambiar lo sucedido.
No puedo cambiar el pasado, es verdad, pero es un paso hacia adelante el admitirlo, y hablar.
Ninguno de mis errores puede ser borrado de mi historia por mucho que quisiera y por mucho que me doliera haber lastimado a otros con ellos, solo hay algo que puedo hacer al respecto ya. Puedo decidir hacer algo por mi, por mi camino. Porque debo y necesito seguir. Puedo aprender de ellos y esforzarme por no cometerlos nunca más.
Las heridas algún día cerrarán y serán sólo cicatrices.
Espero que a pesar de las cicatrices que recuerdan las heridas, alguna vez al pensar en mi, se recuerden también las cosas que, muchas o pocas, logré hacer bien.
No es cuestión de tirarse a la cara
Los reproches pendientes ni de quién dijo qué
Ni pensar qué podría haber sido
Si no hubiera llegado el final de este cuento
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Gracias por su visita, y gracias por aportar algo a mi monólogo. Casi siempre escribo para mi, pero me gusta saber que mis desahogos hicieron a alguien más sentirse identificado/a.
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